Nuestras familias y relaciones llegan a ser lo más importante para muchas personas.
Al crear un vínculo por amor o por otros intereses, vienen los hijos. Se conforma un proyecto mayor.
Sin embargo, a veces destruimos lo que amamos, le quitamos ese lugar seguro a nuestros hijos y vamos detrás del hedonismo o de las ansias de ascenso social y económico, sin mediar que se afecte la pareja como núcleo de seguridad emocional para ellos.
Otras veces la causa del fracaso marital puede estar en la familia de origen, en pautas dañinas como la violencia, la poca afectividad, comunicación disfuncional y mucho dolor.
Entregarse a una relación implica sacrificios, respeto a la familia de la pareja y renuncia a los hábitos negativos.
Cuando hay serios conflictos es recomendable buscar ayuda profesional.
