Mientras realizaba mi caminata habitual (matutina) escuché a dos amigos discutir sobre si comer o no comer huevos para ayudar al control de su colesterol en sangre, y pensé que Cardiología Para Todos, debía referirse al tema.
Quisiera empezar señalando que el huevo ha sido un alimento victimizado injustamente desde hace algunas décadas por la cantidad de colesterol que tiene la yema.
Debido a esta alta concentración de colesterol, se ha recomendado la disminución del consumo del mismo como estrategia terapéutica para reducir las concentraciones sanguíneas de colesterol total y ayudar a prevenir la enfermedad coronaria.
Reportes derivados del Estudio Framingham (USA) concluyen que el consumo de huevo no tiene relación con el colesterol total en sangre y, por ende, con la enfermedad coronaria. En Estados Unidos, luego de analizar 117,939 casos, se concluyó que no existe relación entre el consumo de huevo diario y el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular o infarto.
La fracción lipídica (colesterol) del huevo, que se encuentra en mayor proporción en la yema, contiene grandes cantidades de ácido oleico y ácido linoleico, ácidos grasos poliinsaturados y ácidos grasos moniinsaturados. Por otra parte el huevo tiene el nivel de fosfolípidos más alto de todos los alimentos de la dieta, lo cual resulta muy útil en el control de la hipercolesterolemia.
Estudios realizados sobre el tema en cuestión han revelado que solo un 20% de la población responde con elevación del colesterol en sangre al consumo relativamente elevado de colesterol dietético, y que causas genéticas y otros factores como el tránsito intestinal rápido o lento, el sedentarismo y la obesidad, pueden también influir en las modificaciones de los niveles de colesterol en la sangre.
En tres grupos de jóvenes sanos se evaluó el efecto del consumo de 3,7 y 14 huevos semanales y después de 5 meses de dieta controlada se comprobó que no hubo diferencias significativas de las grasas en la sangre.
Otro estudio llevado a cabo en adultos sanos con el consumo de 2 huevos diarios añadidos a su dieta habitual, puso en evidencia que a las 6 semanas de seguimiento el colesterol bueno (HDL) habría aumentado un 10%, el colesterol total apenas un 4% y la relación colesterol total /HDL colesterol no se había modificado.