Es la primera vez que al intentar poner mí mente y corazón a generar palabras para expresar tanta tristeza, se me hace casi imposible.
Es tanto el dolor, por lo que sentíamos mutuamente,  que  solo te diré:  "fuiste un extraordinario ser humano".
Inigualable en el tiempo, tú  bondad, humildad  y mansedumbre te hacían único.
Aún recuerdo aquél día que con gallardía y decoro cuestionaste, en mi presencia, al ministro Jaime David Fernández Mirabal, robaste su atención al instante y la mejor de las valoraciones, tanto le impactaste que te preguntó el  nombre. Luego y en el mismo lugar, mirándote desde lejos me confesó:
(sic)  "Como ese muchacho hacen falta díez,  cuánta inteligencia y valentía, nadie quiere decirle verdades a uno y para eso nos pagan";
Dios sabe porque te llamó a su lado.
Cuanto quisiera reciprocarte ese abrazote de la foto.
Hasta luego "fortachón" (Pedro Pérez), ve en paz.
