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domingo, 26 de febrero de 2023

Un cumplemés artístico y revolucionario para Avelino.

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Por Praede Olivero Féliz

Era una tarde caliente y alegre, la del sábado 25 de febrero, día de Ramón Matías Mella Castillo, padre de la patria, el hombre del trabucazo del 27 de febrero del 1844 en la Puerta de la Misericordia, y conmemoramos el primer mes de la partida física de Avelino Reyes Marrero.

Recuerdos, palos, canciones, poesías y testimonios sobre Avelino, Tribuno, Bate o Enemencio, o como usted le quiera llamar a ese cantautor y valiente luchador del pueblo.

Presentes muchos compañeros, pero de los que cantaban como Avelino, estaban Ñego Soler y su compañero de la agrupación musical La cuenca del Yaque, Santo Esteban Marrero, que interpretó sus canciones y nos habló de su historia; esa agrupación además la componían Freddy Millán Sierra y Ángela Suero.

Avelino con su guitarra como solista y en su agrupación le cantaba a los campesinos, obreros y al pueblo, coincidiendo con Enrique Féliz, de Tamayo, la agrupación musical Azua en la Cumbre, de Azua, Ramón Leonardo de Santiago, Expresión Joven y otros artistas y agrupaciones artísticas del país, que por su canto fueron perseguidos, apresados y torturados.

En Vicente Noble junto a él fueron reprimidos sus compañeros de la Línea Roja del 14 de Junio, Tato (periodista),  Manuelsito, Abelito y otros. La reprensión contra Avelino lo hacía buscar refugios en Tamayo, Barahona y otros lugares. Cuenta su compañero Santo Esteban Marrero, que en una ocasión Avelino fue apresado en Santo Domingo junto a otro compañero, los llevaron a las cavernas del malecón, a su compañero le dieron un tiro, lo llevaron al médico, donde murió, denunciando antes que iban a matar a Avelino en el mismo lugar, lo que le salvó la vida.

Cómo artista y revolucionario, Avelino cargaba en su cuerpo la guitarra, la que aprendió a tocarla por su cuenta y en su cabeza vivía Lenin, al que más admiraba de los clásicos.

Avelino se fue a Estados Unidos y al regresar su salud física y mental estaba disminuida, sin encontrar solución en un sistema de salud y una sociedad excluyente e inhumana.

Me visitó en Barahona con su mente clara y con su mente nublada, pero siempre contra las injusticias, como el mismo Avelino de siempre.

En sus últimos días de vida, en cuidados intensivos del hospital Jaime Mota, lo visité, hablamos, indagué su estado con médicos y enfermeras, traté con Milagros y otros familiares la situación, que se resumía en hacerle una transfusión de sangre para combatir su debilidad, que no superó y le provocó la muerte.

Al convocarme al cumplemés, al homenaje, a la fiesta para Avelino, dije presente y me llevé a Ñego y Yovani; allá encontré a Eric, su madre, Esperanza, Chano, Matos Féliz, Ramón Moreta, Benjamín, Obispo y muchos compañeros, amigos y familiares, que conmemoramos el cumplemés de su partida física, a la altura de su estatura.

¡Hasta siempre compañero Avelino!