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lunes, 25 de septiembre de 2023

De Lorena a su fallecido padre Vetilio Valenzuela

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POR LORENA VALENZUELA

Quedaron muy pocas cosas por decirte, pero déjame recordarte alguna.

Fuiste el mejor papá, porque fuiste real. Con tus luces y tus sombras me modelaste la humanidad de un hombre que siempre hizo lo mejor que pudo, que siempre buscaba hacerlo mejor y esforzarse por enmendar sus errores en cada nueva oportunidad.

Tu corazón guardo amor incondicional por tu mamá, fidelidad con tus hermanos, desvive especial por tus sobrinos y gozo por tus “nietos”. Guardó gratitud eterna a todos los que te tendieron la mano y nunca te dieron la espalda. Pudo guardar algo de dolor, pero lo que nunca guardo fue rencor, porque eso envenenaba el alma, me decías tú.

Voy a recordarte porque siempre me cargabas y tenías un consejo para mi. Cada canción y apodo que te inventabas, cada vez que me leías un cuento mal para después decirme “es que se me olvidó otra vez”… y voy a recordar lo luchador que nunca dejaste de ser… hasta el último día.

Voy a extrañar tu sonrisa que iluminaba cualquier lugar. Los besitos que siempre me dabas, sobre todo los que me tirabas. Despedirme de ti y decirte “pórtate bien y no le des mucha carpeta a mami”… y voy a extrañar el reporte detallado de cómo algunos días decidías no hacerme caso.

Dios te llamó a descansar a un lugar donde ya no hay lágrimas, sufrimiento ni dolor. Vete tranquilo, a reencontrarte con tanta gente que amas. Ve y tomate un café con Don Juan y hablen de política y del mundo que dejaron atrás, a ver si se parece al que ustedes soñaron.

Nosotros aquí nos quedamos con el compromiso de contarles a las próximas generaciones de Papolito. El más noble y amoroso, el que hacía los mejores quipes, el mejor bailador de bachata y el gran fajador que fuiste.

Tu legado queda en cada niño que ayudaste a que fuera a la escuela, en cada casita que ayudaste a construir y en cada político que ostentó, ostenta u ostentará un cargo público gracias cada semilla que tú sembraste.

Si estuvieras aquí me dirías que ya, vámonos, que a ti no te gustan estas cosas. Y una vez más, te voy a complacer. Ya no te jurungamos más y te dejamos descansar… y esta vez si voy a cumplir esa promesa.

Te amo papi. Nos vemos orita… pórtate bien.