Iniciamos la mañana con un sabroso chocolate y preparando Los Pintaos, en el lugar de inicio de la marcha, así continuaba el Movimiento Revolucionario Nacionalista (MORENA), su participación en la marcha triunfal del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y aliados, encabezada por Luis Abinader y Mictor Fernández.
Miguel y Borola se armaron con su bandera de MORENA, Fallo hizo lo mismo, Mary y yo con otra les seguíamos, mientras Vivi y Manny, cámaras en manos, hacían lo mismo junto a los motoconchos que nos acompañaron y nuestro símbolo cultural, Los Pintaos para bañarnos en un mar humano en el que se sumergían Luis Abinader y Mictor, como lo hizo Jesús en el Jordán.
Llegó Peña Gómez a mi memoria, con sus grandes movilizaciones de masas, reforzadas por la guagua anunciadora que decía al pueblo que tenemos el gobierno de la gente y avanzamos hacia la victoria para profundizar el cambio.
Penetramos el barrio Palmarito como arcoíris de flechas disparadas por el Cacique Enriquillo contra la impunidad y la corrupción, seguimos el Cacique, Savica, con parada frente a la casa de mi abuela Sofía, mis tíos Miguelito y Biemba.
Marchamos por mi querido barrio Camboya, con la gente tirada a la calle como en todos los barrios, hasta Chichita, mi madre querida y mi tío Genaro, olvidaron sus enfermedades para moverse al ritmo de la caravana.
Continuamos por Las Flores, Alto Velo, barrio Enriquillo, Villa Estela, La Playa, Centro de la ciudad, el Arco del triunfo, barrio de la Policía y Villa Central, donde concluimos aún llenos de energía, entusiasmo y amor por nuestro pueblo para despedir a Luis Abinader, el imán de masas, el Polo Magnético, un hombre de acero, que con Dios al frente marchaba hacia Azúa para encabezar otra caravana, otro eslabón de la cadena de victorias que nos llevan al triunfo arrollador de febrero y a la victoria contundente de mayo.