En la madrugada del lunes 4 de marzo, día de mi cumpleaños, me levanté para acompañar a mi hermano Jairon a CECANOT, con nosotros fueron Abraham, el hermano mayor, y Borola, un amigo entrañable, pues debíamos ver al doctor Hernández, que lo va a operar de un tumor en el cerebro que le ha hecho perder el 100% de la visión de un ojo y el 95% del otro ojo.
El motivo de la compañía de Borola era ver al doctor José Joaquín Puello, el eminente neurocirujano para que esté al tanto de la operación o participe en ella, objetivo que se logró, pero además Dios puso en nuestro camino dos médicos barahoneros que trabajan en ese centro de salud y que se interesaron en el caso, son ellos: el Dr. José Adán Trinidad Reyes y mi prima, la Dra. María Lora Santana.
Realmente no pensaba celebrar cumpleaños, pero llegado el mediodía y cuando me preparaba para el almuerzo, mis hijas Sojailin, Marileysi e Indira, y mis nietos Gabriel, Allan, Gael y Leïah tuvieron que revelar la sorpresa, me llevaron a un restaurante a comer y celebrar mi cumpleaños.
En mi oficina de Barahona pasó algo parecido y más dramático, le dije a Mary que no quería celebración de cumpleaños, me fui con Fallo a una audiencia en el tribunal, y ya cerca del mediodía habíamos terminado, le dije que fuéramos a comprar la comida y me dijo que no, que en la oficina comprarían sándwiches. Empecé a sospechar que me habían desobedecido, lo que pude comprobar al llegar a la oficina y encontrar un hermoso ambiente para celebrar mi cumpleaños.
Entonces me propuse viajar a Boston para visitar a mi suegra Catalina, que había sufrido un terrible accidente junto a su hijo Luisito, ya antes había enviado a mi esposa para que ayude a cuidarla.
Decidí viajar primero a New York, donde mi hermano Luis Matos y su distinguida esposa Evercy, visitamos a su mamá Leidy, que cumplía años y lo celebramos juntos.
Allí llegó una comisión de mis eternos compañeros, compuesta por Víctor y Julio, que se integró a la celebración.
Viajé a Boston en compañía de mi nieta Scarlett (la que fui a buscar a New Jersey)y al llegar busqué mi esposa y junto a Luisito visitamos a Catalina donde está ingresada y casi será despachada a su casa donde seguirá su recuperación.
En la noche fui con mi esposa Geisa, mi hijo Engels, mis nietos Scarlett, Engels Daniel y Shanille al restaurante colombiano El Peñol, y celebramos mi cumpleaños.
Como diría Pinky desde Inglaterra, mi cumpleaños ha sido un maratón, solo quiero agregar, que el combustible que me mueve en la celebración es el que siempre me acompaña: el amor y la solidaridad, por eso he dedicado la celebración de mi cumpleaños a la salud de mi querido hermano Jairon y a la de mi querida suegra Catalina, pidiendo a Dios que siga pasando sus manos sanadoras sobre ellos y que dirija los médicos que como ángeles los cuidan y tratan para curarlos, ¡en el nombre poderoso de Jesús!
