Jet Set, reconocido por décadas como un símbolo de la vida nocturna capitalina, fue demolido como parte de un proceso de reestructuración urbana. Sin embargo, el traslado de los restos del inmueble a más de 150 kilómetros de distancia ha despertado suspicacias en torno a su uso final y el manejo del proceso de demolición.
Según versiones extraoficiales, camiones cargados con materiales de demolición salieron en horarios nocturnos desde el solar que ocupaba el antiguo centro, sin que se brindara información pública sobre el procedimiento ni sobre la empresa contratada para el traslado.
Algunos comunitarios expresaron su desconcierto por la falta de transparencia: “Primero se anunció la demolición como parte de un plan de desarrollo, pero ahora no sabemos ni quién se llevó los escombros ni para qué”, expresó un residente del sector.
Las autoridades del Ayuntamiento del Distrito Nacional aún no han emitido una declaración formal sobre el destino de los desechos, aunque se especula que podrían estar relacionados con actividades de relleno o reutilización en construcciones privadas en Santiago.
Expertos en urbanismo advierten que la gestión de escombros debe estar regulada y fiscalizada, no solo por razones medioambientales, sino también para evitar prácticas irregulares en el manejo de residuos de obras mayores.
Se espera que en las próximas horas, las autoridades municipales y del Ministerio de Medio Ambiente ofrezcan un informe detallado sobre el traslado, destino y manejo de los restos del histórico Jet Set, ante la creciente presión de ciudadanos y medios de comunicación por obtener respuestas.
