BUSCAR EN NUESTRA PAGINA

Header Ads

martes, 19 de agosto de 2025

Aceptando también nuestras sombras: el maravilloso proceso de reconciliarnos con la parte no tan positiva de nosotros mismos

0 comments

Vivimos en una sociedad que constantemente nos invita a mostrar lo mejor de nosotros: los logros, las sonrisas, los momentos felices. Sin embargo, en nuestro interior existe otra parte menos visible, aquella que a veces intentamos esconder porque creemos que nos hace “menos buenos” o “menos valiosos”. Esa parte son nuestras sombras: emociones, pensamientos, conductas o rasgos que consideramos negativos, pero que forman parte esencial de lo que somos.

Aceptar nuestras sombras no significa justificarlas ni quedarnos atrapados en ellas, sino reconocerlas con amor y comprensión. Es un proceso de reconciliación que nos ayuda a ser más auténticos, más humanos y, en definitiva, más libres.

¿Qué son nuestras sombras?

El concepto de “sombra” fue ampliamente desarrollado por Carl Gustav Jung, quien describió este lado oscuro de la personalidad como todo aquello que rechazamos de nosotros mismos. Puede ser la envidia, la ira, los miedos, la inseguridad, la pereza o incluso la necesidad de control.

No reconocerlas o intentar reprimirlas solo hace que se manifiesten de forma más intensa y descontrolada. Por el contrario, cuando las miramos de frente, descubrimos que tienen un mensaje importante para nosotros.

El arte de mirarnos con honestidad

Aceptar nuestras sombras implica atrevernos a mirarnos con honestidad, sin filtros y sin máscaras. Reconocer que, así como tenemos virtudes y talentos, también tenemos áreas de dificultad.

Lejos de debilitarnos, esta aceptación nos fortalece. Nos permite conocernos mejor, comprender por qué reaccionamos de cierta manera y tomar decisiones más conscientes.

La reconciliación con lo que no nos gusta de nosotros

Reconciliarnos con nuestras sombras es un acto profundo de amor propio. Es decirnos:
“Sí, también tengo estas emociones, estas partes difíciles, pero no me definen en su totalidad. Forman parte de mi historia y están aquí para enseñarme algo.”
Esa reconciliación abre la puerta a la compasión con uno mismo, una habilidad esencial para sanar heridas, construir relaciones más auténticas y vivir con mayor paz interior.

Transformar sin rechazar

Aceptar la sombra no significa quedarnos conformes. Significa que dejamos de pelearnos con lo que somos y, desde ahí, encontramos la fuerza para transformarnos. Solo cuando reconocemos que existe en nosotros la ira, podemos aprender a expresarla de manera sana. Solo cuando aceptamos la inseguridad, podemos trabajar en nuestra confianza.

El regalo oculto de nuestras sombras

Cada sombra guarda un regalo. La impaciencia puede enseñarnos a valorar el presente. La envidia puede mostrarnos qué es lo que realmente deseamos para nuestra vida. El miedo puede impulsarnos a prepararnos mejor. Cuando aprendemos a escuchar ese mensaje, la sombra se convierte en aliada.

Un camino hacia la integridad

Aceptar tanto la luz como la sombra es lo que nos lleva a la integridad personal. No somos seres fragmentados; somos un todo en constante construcción. Cuando nos reconciliamos con cada parte de nosotros, dejamos de vivir divididos y podemos mostrarnos con autenticidad ante los demás.

Aceptar nuestras sombras es un proceso valiente y liberador. No se trata de ser perfectos, sino de ser íntegros. De abrazar nuestra humanidad con todas sus luces y oscuridades. Cuando lo logramos, encontramos una paz más profunda y un amor propio que no depende de aparentar perfección, sino de ser fieles a quienes realmente somos.

La autora: Dra. Elizabeth Mora, MSc. 
Psicoterapeuta especialista en terapia sexual, familiar y de pareja.
Terapeuta cognitivo conductual niñas, niños y adolescentes.
Reside en Barahona.