Por Elizabeth Mora
Vivimos en una sociedad que nos presiona constantemente a mostrar la mejor versión de nosotros mismos. Las redes sociales están llenas de sonrisas perfectas, cuerpos saludables y frases motivadoras que parecen decirnos: “Si no estás bien todo el tiempo, algo anda mal contigo”.
Pero la realidad es muy distinta: no siempre vamos a estar bien… y eso está bien.
Sentir tristeza, cansancio, enojo o desmotivación no significa que estemos rotos, significa que somos humanos.
Las emociones son como las estaciones: cambian, se alternan y cumplen un propósito. Pretender estar siempre alegres sería como querer vivir en un verano eterno: suena bonito, pero pronto se vuelve insostenible.
Aceptar la imperfección emocional
Aceptar que habrá días grises es un acto de amor propio. Nos permite dejar de luchar contra lo inevitable y empezar a escucharnos. Cuando reconocemos que estamos tristes, ansiosos o confundidos, nos damos permiso para atendernos en lugar de exigirnos rendir como si nada pasara.
No siempre estar bien no es un fracaso personal, es una señal de que nuestras emociones están funcionando como deben. Nos alertan, nos invitan a frenar, a reevaluar lo que necesitamos y a reconectar con nosotros mismos.
La trampa de la positividad tóxica
El problema surge cuando caemos en la idea de que “pensar positivo” es la única solución. La positividad es valiosa, pero forzarla puede hacernos daño. Si escondemos lo que sentimos para aparentar fortaleza, terminamos acumulando un peso emocional que tarde o temprano nos pasará factura.
La verdadera fortaleza está en permitirnos ser vulnerables. En decir “hoy no estoy bien” sin sentir culpa ni miedo al juicio ajeno.
Cuidarnos en los días difíciles
Cuando un mal día llega (y lo hará), lo mejor que podemos hacer es tratarnos con la misma paciencia que tendríamos con un ser querido. A veces, eso significa descansar, pedir ayuda o simplemente darnos permiso para sentir lo que estamos sintiendo.
Recuerda: la meta no es estar bien siempre, sino aprender a acompañarnos incluso en los días en que no lo estamos.
Llamada a la acción:
Si hoy no te sientes bien, detente un momento, respira y recuérdate que no tienes que fingir que todo está perfecto. ¿Te ha pasado sentirte culpable por no estar bien? Cuéntamelo en los comentarios, tu experiencia puede ayudar a alguien más que también necesita leer que no siempre estar bien… está bien.