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martes, 23 de diciembre de 2025

Una conversación millonaria.

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Por Carlos Julio Féliz Vidal

El pasado sábado fue un día muy interesante para mí; tuve una de esas conversaciones que se expanden sin prejuicios ni pretensiones de demostrar sabiduría, sólo con el ánimo de ver el discurrir de la ciencia y la tecnología y su impacto en la vida. Para mí fue una conversación millonaria en lo humano, académico y existencial. 

En ese diálogo preñado de magia intervinieron mis sobrinos Jean Octavio (pendiente de tesis de Ingeniería Civil y monitor en la Uasd), Octavio Enmanuel Féliz Gómez (actualmente en el internado de medicina y monitor en la Uasd), David Octavio Féliz, un acucioso estudiante de Derecho en UNIBE, mi hija Amada Carla Féliz, estudiante de Ingeniería Civil y monitora en la Uasd y mi asistente Nayuri Peña Féliz, estudiante de Administración con honores en UCATEBA, diálogo al que luego se agregó mi hermano Octavio Féliz Vidal, terapeuta familiar y académico.

Lo relevante del dialogo es que fue espontáneo y esperanzador.

Los cinco jóvenes que cito están llamados a ser maestros universitarios y profesionales exitosos en sus campos de estudio, todos con vergüenza académica y amor por el conocimiento; todos con capacidad de hacer análisis críticos, pero con flexibilidad conceptual para reaprender y humildad para no envanecerse.

Me sentí honrado de tener ese encuentro espontáneo, mientras se celebraba el cumpleaños de mi hijo Carlos Julio Féliz, otro destacado joven que cursa en el ITLA con notable desempeño la carrera de software.

El escenario estaba copado por otros muchos jóvenes,  universitarios  y de secundaria, que si bien no participaron en el conversatorio que refiero, sé que están dotados de talentos excepcionales y que Dios les abrirá muchas puertas en el mañana, entre ellos Carla Féliz Guevara y Carla Keren Féliz, mis dos encantadoras hijas. 

Vi en los amigos de Carlos Julio un magnífico sentido de solidaridad, empatía y confraternidad. Barahona tiene lumbreras en esa juventud, llamada a ser cuna de  profesionales laureados en el mañana para el bienestar de sí mismo, de sus familias y del país.

Siempre apuesto a la juventud; ella es sostén del presente y bastión del futuro.

Dios cuide a la juventud dominicana.