POR DANNERYS ARIAS, articulo enviado a Ecos del Sur
Toda persona sin excepción alguna; en lo que respecta a cualificar y calificar, a otros tiene que ser a veces silente; por que a través de los años he aprendido que la acción y el silencio, trae mejores resultados (contrario a los que otros piensan), y que en ocasiones si ganamos plata hablando, podemos ganar oro callado; pero la indignación y la decepción nos conducen a elevar nuestras voces ante absurdas acciones que personas morales (Empresas); que se dejan arrastrar por el modo de pensar de las personas que las dirigen, sin tomar en cuenta que son entes altamente sociales y su accionar puede descomponer o edificar.
Esta reflexión viene a la sazón de que en horas vespertinas de ayer, escuche, una invitación para un casting, para trabajar en una emisora local (un medio tan delicado como la radio); donde exigían como único requisito; residir en el municipio.
La practica de emplear personas para trabajar como locutor radial, sin el permiso o el carnet que es autorizado por la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, es normal; pero ni siquiera exigirle por lo menos que sea bachiller es una aberración social, y no es que de manera personal, le comunican a los interesados que tienen que tener cierto grado educacional, no, no lo hacen, de eso tengo constancia; y aún más aterrador, es para sustituir a una joven que sí esta carnetizada, que sí tiene un grado académico.
Hay que recordar que en el sentido amplio de la palabra la comunicación masiva, puede trasformar sociedades o acontecimientos sociales, sus protagonistas pueden moldear como buen alfarero o pueden embarrar como un niño cuando juega con lodo.
Llamamos a los directores de medios, a reflexionar, y pensar que no es a todo el mundo que se pone en frente de una cámara, ni detrás de un micrófono; paremos esa práctica, pero sé que no es por ignorancia, ni por desconocimiento, que realizan estos actos sino mas bien, es para alimentar su mente y su anhelos de subordinación; que los ha llevado a pensar y llegar a la conclusión de que cuando hay menos cultura y educación existe más explotación y subordinación.