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viernes, 22 de febrero de 2013

EDITORIAL DEL NACIONAL: Atinada decisión

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El Gobierno desestimó ayer el acuerdo transaccional a que había arribado con supuestos propietarios de terrenos en Bahía de las Águilas y anunció que esperará a que los tribunales se pronuncien de manera definitiva en torno a la legalidad o no de los títulos que amparan esas propiedades.

De esa manera, el presidente Danilo Medina ha escuchado y atendido  la demanda, temor u objeción de  amplios sectores ciudadanos en torno a una salida extrajudicial que beneficiaría a centenares de personas físicas o jurídicas que detentan predios estatales con vocación turística en Pedernales de  forma ilegal o ilegítima.

Aun cuando el propósito era el de acelerar la puesta en ejecución del proyecto encaminado a convertir a la  región Suroeste en el cuarto polo turístico del país, esa controvertida vía de solución tocó fibras muy sensibles de la población siempre resuelta a defender el patrimonio nacional o a reclamar  castigo para  toda forma de latrocinio.

Lo que sin dudas se convertiría en  extendida piedra de discordia, se convirtió con la humilde y sabía decisión presidencial en una victoria política compartida y en la apertura de una vía expedita de  diálogo e interacción  entre Gobierno y sociedad para  dirimir los pro y los contras de proyectos y políticas oficiales.

El servicio judicial y Ministerio Público han quedado muy mal parados en todo lo relacionado con el tema del fraude  de Bahía de las Águilas, pues esos expedientes dormitan por 16 años junto a las cucarachas en  gavetas de  jueces y fiscales que no llegan a entender que su misión es perseguir y condenar  el crimen.

Aunque  se retrase el inicio del proyecto turístico de Pedernales y el Suroeste, con su decisión de  retirar su propuesta  de negociar con detentadores de títulos de propiedad que se reputan fraudulentos, el presidente Medina y su gobierno se ganan un voto de confianza y consolidan su crédito ante la sociedad.

Entre vítores y aplausos,  debe advertirse que las autoridades no deben renunciar a su deber y obligación de  acudir  en rescate de  la deprimida región del Suroeste, que a pesar de  sus enormes  potencialidades, su población padece de la más abyecta miseria, por lo que  la decisión de no negociar predios de Bahía de las Águilas no  conlleva frustrar el proyecto de polo turístico.

El Presidente ha hecho bien en  desistir  de un arreglo o transacción filistea, carente de principio, pero haría mucho más si persiste en su  valioso empeño por  impulsar un tipo de desarrollo sostenido en  el Suroeste que se convierta en fuente de empleo, producción y riqueza para  esa olvidada región.