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sábado, 30 de marzo de 2013

LECTURA DEL DOMINGO: No levantemos la falda a las grandes glorias

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POR ALEJANDRO SANTANA
Para Ecos del Sur.

 
Las Sociedades se complican cuando la generalidad de su gente entiende por motus propio que tiene las cualidades esenciales para ser considerado como los más dignos de los seres humanos.

Entre los estudiosos de la conducta, humana, se tiene como un complejo que necesariamente no es de inferioridad y está enmarcada en una de las enfermedades o afecciones que afecta la personalidad.

En consonancia con este concepto profesional, y viendo  lo reiterado que resulta que todos expongamos públicamente que merecemos la gloria, que somos mejores a los demás, hay planteado un problema.
 
Parecería, entiendo yo que a nuestra sociedad habrá que hacerle un gran examen y no medico sino de actitud, para hacerle entender a los irracionales que los demás poseen las condiciones para ser reconocidos, o nominados a algo.

Que dentro de ese derecho puede haber un error o una omisión, no  necesariamente una retaliación en su contra y que dentro de ese gran conglomerado de postulados, unos tienen más glorias que otros.

Y esas cualidades, casi siempre están presentes en los seres humanos más humildes, en los que menos dicen que son o hacen y en los que menos enarbolan sus honestidades.

En cambio si cuestionamos las de  aquellos que la enarbolan constantemente, habrá mucha suciedad en el camino.

La gloria es de el Señor, dicen los humildes, los necios, los inconscientes entienden que la gloria solo les pertenece a ellos.

Por eso es que entre los que así piensan, nada que haga alguien que no sean ellos estará bien y saldrán a satanizar, a ridiculizar y a descalificar a quienes hacen las cosas con amor y honestidad.

Por eso hablo de una alteración de la conducta, que es igual decir una, enfermedad, que necesita tratamiento profesional.

 Es por  eso que en nuestra sociedad a las grandes glorias consabidas hay que hacer un gran examen de actitud.
 
Las personas que equivocadamente  se han llegado a creer que son poseedores de moralidades, de liderazgos, han tenido que terminar bajando la cabeza de vergüenza.

 Porque la realidad siempre sale a flote como el embarazo de una  adolescente, defendida como virgen por los suyos.

La honestidad, la sencillez y la prudencia aconseja  que a la hora que pretendamos que se conozcan nuestras grandes hazañas, otros son los que deben hacerlo público, no uno mismo, para no caer en el concepto de seres, ciegos, estúpidos, e irracionales.
 
Se ha hablado de falsos profetas, falsos ídolos, equivocados  líderes, se ha hablado de resentidos, de ciegos, de desconocedores y hasta de  equivocados en sus conceptos

Por eso es que digo que nunca levantemos la falda a las grandes gloria porque de tras de un buen refajo, se podría encontrar podredumbre, vergüenzas ocultas, indelicadezas  y otros males que nos hacen bajar la cabeza de vergüenza.

Por lo que es aconsejable, que aceptemos que otros merecen ser tomados en cuenta, que aunque creamos que lo merecemos nosotros, los demás también merecen la oportunidad y tener presente siempre que todo lo debemos a nuestro creador, que siendo el más grande, actuó con humildad hasta el último día, entre nosotros.