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viernes, 31 de mayo de 2013

OPINION: Asesinato de Guillo Peláez y Susaña en 1966.

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POR JOSE ALCANTARA
Para Ecos del Sur

De acuerdo a historiadores  de la Republica Dominicana, la Revolución de Abril de 1965,  fue el acontecimiento más importante de América del siglo XX, debido a que un país pequeño fue invadido militarmente por la potencia económica más grande del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica y el pueblo quisqueyano se levanto en armas para enfrentar al invasor. Fruto de esa intervención, la revolución constitucionalista no pudo lograr su objetivo principal, que era el retorno del Profesor Juan Bosch a la Presidencia.

 Las negociaciones impuestas por las potencias extranjeras para terminar la guerra, el presidente constitucional de la Republica en armas, coronel Francisco Caamaño, junto a su gabinete, tuvieron que renunciar a  sus posiciones en el gobierno, imponiendo los invasores norteamericanos como presidente provisional, al Dr. Héctor García Godoy, quien era miembro fundador del Partido Reformista del Dr. Joaquín Balaguer, también había estado en el gobierno de Bosch, en su gabinete.

El gobierno de García Godoy preparo las elecciones del año 1966, donde participaron como candidatos el Prof. Juan Bosch por Partido Revolucionario Dominicano y por el Partido Reformista Joaquín Balaguer.  En esas elecciones, Balaguer fue impuesto por las “tropas de ocupación y los militares Dominicanos que estaban acantonados en la base de la Fuerza Aérea Dominicana”, realizando un gran fraude electoral. El día 10 de junio de 1966, Balaguer fue electo presidente e inicio su gestión el día 1ro. De julio de ese mismo año.

En el municipio de Barahona, pueblo aguerrido, con visión futurista y progresista, el presidente electo perdió las elecciones, y las gano el Partido Revolucionario Dominicano, llevando como su candidato a sindico a un joven de menos de 30 años llamado Silvio Pericles Peláez y  Susaña, quien con pocos recursos y una campaña modesta se había impuesto al candidato reformista. El senador ganador lo fue el Dr. Noé Subervi del PRD. 

Se debe decir que los Peláez en este pueblo, siempre han sido personas de prestigio, educadores y deportistas. El Padre de Silvio, Profesor Virgilio Peláez, fue un prestigioso profesor director del liceo, su madre doña Manuela Susaña también es una prestigiosa dama de la sociedad Barahonera. Tiempo después don Virgilio fue sustituido en la dirección  del liceo Dr. Federico Henríquez y Carvajal,  por su hijo, el prestigioso Prof. Publio Virgilio Peláez y Susaña siguiendo la tradición de su padre. 

Los hermanos Peláez, los hijo de Don Virgilio como les decían en este pueblo, eran personas alegres, amistosos, tenían muchos amigos, no tenían ningún tipo de prejuicio, no discriminaban, no excluían, y aunque no eran del Partido Reformista, eran aceptados en algunos círculos de ese agrupación por ser hombres serios, honestos y probos. Publio Virgilio, Silvio Pericles y Guillermo, seres humanos excepcionales que  no tenían problemas con nadie, pero para los conservadores de la época, su único “defecto” era ser miembro y simpatizantes del PRD. Algunos militantes del partido colorao   les decían que se cuidaran por esa  condición.

 Los dirigentes del partido de Balaguer en Barahona, jamás aceptaron esa derrota, no entendían como ese joven  (Silvio), sin ningún tipo de experiencia ni recursos económicos  había triunfado, como fue que se había ganado el corazón del pueblo. Lo acusaron de comunista, que era fidelista, en alusión a Fidel Castro, quien había dirigido el triunfo de la revolución cubana y tomado el poder en su país. Otra de las calumnias que le hacían al síndico Silvio Peláez, fue que era un Marxista Leninista y que el ayuntamiento seria un nido de subversivos.  Se inventaron todo tipo de falsedades propias de  personas sin escrúpulos ni tolerancia en contra de un joven serio y honorable.

En una conversación amena y provechosa entre Publio y quien escribe, este nos narro como fue la muerte de su hermano. De acuerdo a lo que investigo su familia,   nos manifestó que: “después que  gano el PRD las elecciones en la Provincia de Barahona, nuestra familia vivía en una constante vigilancia de parte de los servicios de seguridad del gobierno, los dirigentes Reformistas encabezados por Negro Suero, René Suero por un lado y por otro lado Jorge  Herrera y los Hermanos González, Alminda Prats, Américo Melo por el otro, debido a que ellos estaban divididos”
Siguió narrando que “mis dos hermanos estaban siempre alegres y  contentos, después del triunfo, siempre salían juntos a algunas fiestas y compartían actividades sociales con sus amigos sin ningún tipo de dificultades, a mi no me gustaba salir mucho, la situación estaba muy difícil,”  nos contaba el maestro Publio.

Villa Estela, era el lugar donde vivía la señora de Guillo Peláez, específicamente detrás de donde funcionaba el teatro Bahoruco, en la calle Las Delicias o Delicia, era y es uno de los barrios más populoso  del municipio de Barahona, y la mayoría de sus jóvenes en ese tiempo, participaron en la revolución del año 1965. Esos muchachos eran los amigos de los hermanos Peláez, aunque ninguno de los tres estuvo en la contienda de abril.

 El día, el  29 de julio de 1966,  a las 7 de la noche, los hermanos Peláez, (guillo y Silvio), salieron hacia la calle desde la casa de sus padres hacia lugares diferentes, y Guillo llego a la residencia de  su señora en el barrio Villa Estela en la calle Delicia. Cuenta el Prof. Publio que allí “armaron una pequeña fiesta. Como muchacho alegre que era, bailo, tomo su traguito y todos la pasaban muy bien”. Siguió diciendo que “Silvio no le gustaba tomar, era bien alegre, pero estaba visitando en otro lugar y  a las 9 de la noche, el joven síndico estaba en su casa  sin dificultad”

  Cuando llego Silvio a casa de los viejos,  pregunto por su hermano y le contestaron que no había llegado y comento: “le pedí que no debía quedarse por ahí tarde, que la cosa esta peligrosa y todos sabemos que los del otro bando todavía están molestos, le dije que se cuidara y no subiera tarde”.  De acuerdo a testimonio de la familia, Guille le  había contestado: “no te preocupes mi hermano, subiré temprano, nosotros no tenemos problemas con nadie”. Todos quedaron intranquilos y sin poder dormir.

 Dijeron su familia que después de haber terminado de compartir con su mujer, y decidido a no quedarse a dormir en esa casa, a las 12:30 de la noche, salió  Guillermo Peláez (Guillo) de la residencia de su amada. En la casa de sus padres había preocupación porque no había llegado, todos estaban nerviosos. Su madre, Doña Manuela no dormía muy bien en esos días. 

Dicen que Salió Guillo tranquilo del sector de Villa Estela, pero que  todo estaba solitario, la gente estaba temerosa. Su salida fue por la calle Delicia, dobla hacia la Calle María Montés, y en línea recta cruza las calles Duarte,  Mella,  Sánchez y dobla en la calle  Nuestra Señora del Rosario hacia la parte alta de la ciudad. Sin saber que  lo estaban siguiendo los incontrolables y criminales del Partido Reformista,  quienes lo habían confundido con su hermano Silvio en la casa de la calle delicia, el  Guille siguió su camino muy tranquilo, despreocupado e indiferente.

Otros  asesinos que estaban apostados en la calle Candelario de la Rosa esquina Nuestra Señora del Rosario, frente a la casa del señor Ángel Augusto (Negro) Suero, dirigente Reformista y enemigo de los Peláez por su triunfo en las recién pasada elecciones, estaban informando  la supuesta presencia de Silvio en calle Delicia  y al verlo caminar frente a la iglesia católica inmediatamente comenzaron a perseguirlo. Habían  recibido la orden de asesinarlo.
 
 Narra Publio, de acuerdo a la versión de los vecinos de esa época, que: “cuando Guillo observo a esas dos personas que iban trotando hacia él, salió corriendo, pero que sus verdugos no le dieron alcance debido a que el corría mucho, y sin discusión alguna y ni mediar palabras, le comenzaron a disparar desde la calle Duverge con Nuestra Señora del Rosario”. Algunas de las balas disparadas lo impactaron cayendo mortalmente herido frente a la lechera de Napo Pérez Espinosa, donde está hoy la casa del difunto Nadin en la misma calle Nuestra Señora del Rosario, cerca de la Catedral Santa Cruz. Ahí, ya en el suelo un sicario de apellido Roja, al servicio del Partido Reformista le disparo a la cabeza, haciéndole brotar la masa encefálica al  joven Peláez. Los dos asesinos, bajaron trotando la misma calle y se perdieron por la calle Candelario de la Rosa. 

 Desde las 12:30 de la noche, hasta las 10:00 de la mañana, permaneció el cuerpo de Guillo Peláez tirado en la acera. Muchas personas se acercaron al lugar y hubo muchas manifestaciones de dolor en el pueblo de Barahona por este horrendo asesinato. Los dirigentes Reformistas esa misma noche, se fueron a celebrar la muerte del que creyeron era el sindico Silvio Pericles Peláez a la casa de una maestra que residía en la calle Jaime Mota, entre la calle María Montés y la calle  Padre Billini. En la mañana, al darse cuenta que no había sido el joven sindico al que había asesinado por encargo de ellos, salieron muy molestos del lugar de la fiesta. 

 A pesar de que el señor Alejandro Peláez, tío de Guillo, presidente del Partido Dominicano en tiempo de la Tiranía de Trujillo, amigo del Dr. Balaguer, presidente de la Republica, emprendió una cruzada reclamando justicia para los asesinos materiales e intelectuales de su sobrino, nunca se sometió a los tribunales a ninguna persona de las que eran señaladas como sospechosas por el rumor público. 

El primer gobierno de los malditos doce años  de Joaquín Balaguer, se juramento el día 1ro. De julio del año 1966 y 28 días después cae asesinado por sicarios al servicio de su régimen, uno de tantos barahoneros que perdieron la vida por sus ideales durante su mandato.

 Publio Virgilio, quien fue director del Liceo, siempre ha manifestado que: “fueron los incontrolables del partido colorao las personas que ordenaron matar a su hermano, que esos incontrolables  eran  de la guardia y de la policía, y que aunque fueron militares los que ejecutaron la acción,  los que dieron la orden directa de ese asesinato fueron los dirigentes del Partido Reformista en Barahona, que nunca le perdonaron a la familia Peláez el hecho de haberlos derrotados en las urnas en las  elecciones del 10 de junio de 1966”. 

Siguió diciendo: “Esperamos que un régimen tan oprobioso y repulsivo como este, no vuelva jamás a gobernar la Republica Dominicana”.  Se recuerda que centenares de hombres y mujeres de nuestro país fueron a la cárcel, salieron al frio exilio, o fueron asesinados en las calles a cualquier hora del día o la noche, y a otros lo desaparecieron en las cárceles para que su familia no le diera por lo menos cristiana sepultura. Todo esto  tan solo por sus ideas, por pensar diferente a los militantes de ese régimen  ignominioso. Hasta el día de hoy nadie ha sido sometido a la justicia  por este  asesinato.  Que viva la libertad.