POR ALEJANDRO SANTANA
Artículo enviado a Ecos del Sur.
He sabido de actos de filantropías, que muchas personas cultivan a diario, en la medida en que las posibilidades se lo permiten, más si se usan los recursos propios, ganados con el sudor de la frente.
A esos personajes, no les interesa que sus acciones a favor del ser humano sea difundido, pero en ocasiones y aunque en contra de su voluntad, siempre estos salen a la luz.
Hay quienes se benefician y son los que se acercan a los periodistas y les piden que esas acciones nobles no se dejen pasar por alto.
Y aunque uno les alega que son acciones pequeñas, nos sacan a colación lo que paso en el templo en presencia de Jesús, cuando al ofrecer la ofrenda una señora con discreción se abaja y saca de sus senos la única monedita que tenia.
En esa ocasión, el Señor dio una lección, diciendo esa ofrenda será más apreciada que las que han ofrecido algunos pudientes que la exhibieron antes de darla.
Mas ella aunque llena de apuros, dio lo que tenia, su única monedita, es decir que ante Dios esos pequeños actos de filantropía son más apreciados.
Se está dando lo que se tiene, lo que se ha ganado con el sudor de la frente, no se anda repartiendo, nada que no sea salido de un sacrificio.
Es el caso de un joven nacido en esta ciudad, hoy un brillante profesional, que ha decidido apartar algo de sus ingresos para repartir cosas entre necesitados.
Víctor Mateo Vásquez, se ha dedicado a repartir canastillas a mujeres embarazadas en los diferentes barrios de la Provincia, a llevar alivio a familias necesitadas a las que cada mes, les resuelve alguna necesidad.
Y aunque a él no le ha pasado por la mente hacer algarabía con esa acción filantrópica, quienes han recibido sus aportes han querido que eso no se mantenga en silencio.
Otros están cacareando el huevo, el actúa en silencio aunque para realizar su tarea se tenga que acompañar de alguien para que le ayude en esos menesteres, cada mes llega con las cosas que pueden ser de utilidad a quienes las necesitan.
Artículo enviado a Ecos del Sur.
He sabido de actos de filantropías, que muchas personas cultivan a diario, en la medida en que las posibilidades se lo permiten, más si se usan los recursos propios, ganados con el sudor de la frente.
A esos personajes, no les interesa que sus acciones a favor del ser humano sea difundido, pero en ocasiones y aunque en contra de su voluntad, siempre estos salen a la luz.
Hay quienes se benefician y son los que se acercan a los periodistas y les piden que esas acciones nobles no se dejen pasar por alto.
Y aunque uno les alega que son acciones pequeñas, nos sacan a colación lo que paso en el templo en presencia de Jesús, cuando al ofrecer la ofrenda una señora con discreción se abaja y saca de sus senos la única monedita que tenia.
En esa ocasión, el Señor dio una lección, diciendo esa ofrenda será más apreciada que las que han ofrecido algunos pudientes que la exhibieron antes de darla.
Mas ella aunque llena de apuros, dio lo que tenia, su única monedita, es decir que ante Dios esos pequeños actos de filantropía son más apreciados.
Se está dando lo que se tiene, lo que se ha ganado con el sudor de la frente, no se anda repartiendo, nada que no sea salido de un sacrificio.
Es el caso de un joven nacido en esta ciudad, hoy un brillante profesional, que ha decidido apartar algo de sus ingresos para repartir cosas entre necesitados.
Víctor Mateo Vásquez, se ha dedicado a repartir canastillas a mujeres embarazadas en los diferentes barrios de la Provincia, a llevar alivio a familias necesitadas a las que cada mes, les resuelve alguna necesidad.
Y aunque a él no le ha pasado por la mente hacer algarabía con esa acción filantrópica, quienes han recibido sus aportes han querido que eso no se mantenga en silencio.
Otros están cacareando el huevo, el actúa en silencio aunque para realizar su tarea se tenga que acompañar de alguien para que le ayude en esos menesteres, cada mes llega con las cosas que pueden ser de utilidad a quienes las necesitan.
Sus aportes, son bien valorados por los que hasta el momento se han beneficiado; el no es un funcionario del gobierno, por eso a sus acciones se les ve sinceridad, filantropía, desprendimiento, sensibilidad humana que es lo que más nos hace falta a muchos.
Sin proponérselo, está prestando atención a un mandato divino el de ir en ayuda de sus prójimos, compartir con otros el pan que se ha ganado con su trabajo.
Se dé tiempo que ha hecho a familias con dificultades, a conocidos a instituciones, a sectores, en fin su mano amiga ha estado donde sus condiciones se lo han permitido.
Nadie le ha pedido solidaridad, nadie le ha exigido que sea filántropo, el nació con esas condiciones humana que ya pocos andan cultivando a favor de sus prójimos.
Y aunque él no quiera hacer algarabías, cada mes muchas familias están a la espera de Víctor Mateo, pues lo que les ha prometido de seguro se lo traerá.