Por FELIX BETANCES,
para Ecos del Sur.
Cuando se desafía la dicha o se practican los juegos de azar, siempre se conjugan dos posibilidades, una es la de ganar y la otra es la de perder; solo en algunos casos, se dan las posibilidades de empatar.
para Ecos del Sur.
Cuando se desafía la dicha o se practican los juegos de azar, siempre se conjugan dos posibilidades, una es la de ganar y la otra es la de perder; solo en algunos casos, se dan las posibilidades de empatar.
Siempre se ha dicho, que el que empata no pierde y esa es una clara verdad, pero ¿ Cuántos juegan para empatar, o cuántos juegan para perder?.
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), se vislumbró perdedor, desde el momento mismo en que fue escogido como candidato presidencial el Ing. Hipólito Mejía, dado el manejo turbulento que sacudía a esa organización, aunque muy pocos quisieron darse por enterados.
Dentro de ese pandemonio, se conjugaron todas las diabluras habidas y por haber, a tal punto que se vieron los resultados y en una magnitud jamás sospechada, llevando hasta el día de hoy, hasta la sima, las esperanzas de ese Partido.
Una situación, que ha amenazado hasta con la desaparición al "Partido del pueblo y de la Libertad" , como fue bautizado.
¿Que le ha convenido más a ese partido, estar dividido y en actitud de enemistad interna o haberse mantenido unido y todos de acuerdo?.
Ante esta pregunta, por naturaleza se entendería que la respuesta sería la segunda opción sin embargo, a juzgar por las experiencias vividas, me permito compartir mi humilde opinión
Por un lado, de haberse mantenido unido, el PRD hubiese estado realizando el tipo de oposición que conocen y que siempre ha sido su tradición es decir, una oposición de barricada, de guerra, de insultos y de desasosiego para el País, cosa ésta que siempre ha dejado más desgracias que glorias al pueblo y al propio Partido.
Por el otro lado, ha tenido que permanecer en bajo perfil sin posibilidades de alzar la voz, agonizante como un toro mal herido, con una moral política muy por el suelo, con el solo hecho de tener a parte de sus principales dirigentes expulsados.
Quizás sea esto lo que más le haya convenido a la organización, ya que aunque de manera forzosa, ha tenido que vivir lo que jamás se imaginaron y con lo que casi ninguno de ellos estaría de acuerdo jamás, en hacer una oposición de ese tipo.
Ahora que algunos abrigan la esperanza de que el PRD pueda reunificarse y limar sus asperezas, cosa que no veo tan fácil como quizás otros la ven, y retomar el espacio que le corresponde como oposición deberán entender algunas cosas muy sencillas, pero muy puntuales:
Que el tipo de comportamiento que deberán observar, ya no debe ser aquel estado de conflictos bélicos, sino de una oposición colegiada, aunque celosa y enérgica frente a las acciones del gobierno de turno; que tenga mesura, que sea objetiva y que pueda convencer al pueblo, de que es una organización con una nueva y actualizada visión, de un Partido renovado y adaptado a las circunstancias y requerimientos de los nuevos tiempos.
No un Partido de gallos locos, como hasta ahora ha demostrado ser, sino un conglomerado de hombres y mujeres con disciplina y respeto, que sigan el rumbo de un pueblo que siempre ha esperado, lo que siempre le han negado.
Y que no olviden, que estamos frente a un Gobierno que aunque no cuenta con las simpatías del brazo fuerte de su propio Partido, está tratando de hacer su gobierno.
Ah, pero no nos vayamos tan rápido; esperemos un poco más por favor...