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martes, 22 de octubre de 2013

OPINION: Triple nivel de repercusiones de una sentencia (segunda parte)

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En  esa dinámica, la diáspora haitiana global dividida sobre diversos temas de la agenda nacional incluso por razones políticas encontró su punto de convergencia. La manifestación del 17 de octubre en ocasión de la conmemoración del día de Dessalines, frente al consulado dominicano de Nueva York es una muestra. Entre los organizadores, el ex candidato a la presidencia y ex embajador de Haití en Washington, Raymond Joseph, quien nació en San Pedro de Macorís.

Por ende, en el plano internacional hay tres niveles de actuaciones. Las comunidades de la diáspora haitiana, incluyendo sus oficiales electos, en los países de grandes concentraciones como Estados Unidos, Francia, Canadá y hasta Cuba. Estas, están coordinando sus actividades con líderes dominicanos del exterior. Por otro lado, la ofensiva diplomática llevada a cabo por el canciller haitiano con resultados tangibles en la región del Caribe y América latina. Por último, las organizaciones internacionales de derechos humanos y los organismos multilaterales.

En esa primera fase, hay unanimidad en la condena internacional del fallo del TC en base a las violaciones de convenios firmados por la Republica Dominicana y de la sentencia del 2005 de la Corte Interamericana de los derechos humanos (CIDH).

La segunda fase sería que el expediente sea apoderado por tribunales regionales o internacionales tal como lo prevén las dos juezas disidentes sobre la sentencia del TC y se comience a vislumbrar acciones que contribuyan a resolver el problema.

Soberana, desde luego lo es la Republica Dominicana. El ineludible compromiso está en aplicar los derechos soberanos sin violar los derechos humanos. Particularmente, sin la exclusión social o política ni la promoción del odio, desde esferas oficiales, contra algún grupo formando parte de la nación. Una realidad que tiene mayor peso, por el historial negativo de su gestión migratoria, arrastrado por el país desde 1937, en el escenario internacional.

En resumen, por el anti haitianismo de una minoría, en lo local la sentencia puede desembocar en problemas inter dominicanos muy complejos. En lo bilateral, en profundizar la crisis surgida a raíz de la prohibición de los productos dominicanos por el gobierno haitiano, amenazando de igual manera, el trato, hasta ahora preferencial, acordado a varias empresas dominicanas en el marco de la reconstrucción. En tanto que en el plano internacional, además de las serias complicaciones diplomáticas, el turismo dominicano puede ser fragilizado.

La sabiduría y la inteligencia políticas deben de imponerse.

El autor es sacerdote anglicano, militante por la paz binacional, es funcionario diplomatico haitiano en la RD, actual director ejecutivo de la Fundacion Zile, miembro de la diaspora haitiana.