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martes, 19 de noviembre de 2013

DESDE LAS GRADAS DEL SUR: Educando para la vida

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POR FREDY E. PEREZ ESPINOSA
Para ECOS DEL SUR

El desarrollo de un país no es el producto de la casualidad o  de la improvisación, sino el resultado de una planificación a largo plazo, bien estructura, donde los actores esenciales del proceso toman en cuenta la educación para la vida y la utilización correcta de los recursos  de que dispone la sociedad.

Educar para la vida es poner en manos de toda una colectividad las herramientas indispensables, tanto teóricas como prácticas, que permitan el bienestar de la sociedad, en todos sus aspectos.

En esta ocasión, quiero referirme a una rama de la educación para la vida, la cual considero de gran importancia, por los estragos que están ocasionado los accidentes de tránsito en la República Dominicana: La Educación Vial.

Una de las principales causas de muerte en nuestro País lo constituyen los accidentes de vehículos de motor, principalmente, los relacionados con motocicletas.  De acuerdo a informes muy recientes, la RD está entre los primeros países del mundo en víctimas mortales anuales por accidentes de tránsito.

Siendo un país tan pequeño, con algo más de 48 mil kilómetros cuadrados de superficie y una población que ronda los 10 millones de habitantes,  ¿cómo es posible que tengamos cifras tan escalofriantes en el número de víctimas mortales y personas herida en accidentes de tránsito?

La respuesta a esta interrogante es muy sencilla: la población dominicana, en un porcentaje muy elevado,  no está educada para transitar por calles y avenidas en vehículos de motor.  Dicho en otras palabras,  no ha recibido una educación para la vida adecuada en los aspectos relacionados con la circulación vial.  

Las violaciones a las leyes de tránsito de parte de conductores y peatones son excesivas, producto del desconocimiento, en muchas ocasiones, o de la temeridad que exhiben algunos al desplazarse en vehículos a altas velocidades, no tomando en cuenta la luz roja de los semáforos.  Esto último es muy frecuente en calles y avenidas del Gran Santo Domingo y de Santiago, llenando de luto y dolor a muchas familias, mientras que neandertales al volante siguen haciendo de las suyas con sus peripecias e inclusive hay quienes transitan en vía contraria burlándose, no sólo de las autoridades, sino de ellos mismos, pues, demuestran con su actitud el cerebro de mime (drosophila melanogaster) que poseen.

Ante la realidad que vive el pueblo dominicano, debido al número elevado de accidentes de vehículos de motor, pienso que sería conveniente que las autoridades planifiquen estratégicamente las acciones a desarrollar para disminuir los mismos. La educación vial podría jugar un papel estelar en este caso y la misma tendría que comenzar desde el nivel pre-escolar y extenderse hasta que el individuo tenga capacidad psicomotriz para estar al frente de un volante.

La educación vial, en este caso, educación para la vida, pues de eso se trata, debe realizarse en dos modalidades: formal e informal.  La formal como parte de los contenidos de los programas del sistema educativo nacional hasta un determinado nivel de enseñanza y la informal a través de los medios masivos de comunicación, tales como la radio, la televisión, el periódico y la tecnología digital.

Con gran beneplácito acogemos la educación vial que actualmente se está difundiendo por la radio y la televisión respecto de los accidentes de tránsito en el País, por parte de las autoridades.  ¡Sigamos adelante y no nos detengamos!

Un elemento clave, de acuerdo a mi parecer, para disminuir la ocurrencia de accidentes de vehículos de motor, además de una educación vial constante  y para toda la vida en RD, es la aprobación y puesta en vigencia de una nueva ley de tránsito, no una modificación de la actual Ley 241, que contemple, entre otras cosas, la calificación como delito criminal a la violación de la luz roja de un semáforo (Hay países que están aplicando esta normativa) y sanciones muy específicas a los oficiales  policiales o militares, lo mismo que a funcionarios públicos, no importa el nivel, que intenten impedir la aplicación correcta de la ley de tránsito.   Es decir, darles protección legal y práctica a los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET)  que están cumpliendo con su deber.

Entiendo, que para disminuir los accidentes de tránsito en la RD  hay educar, por una parte, y por otra, endurecer las penas a los violadores de la ley y darle jaque mate a los que a lo largo de la historia han prohijado y apoyado todo tipo de violaciones de la ley amparándose en sus posiciones de poder.

Pongamos el siguiente ejemplo: ¿Un agente de la AMET le pondría una multa a la esposa del Presidente de la República Dominicana si   viola una vía o la luz roja del semáforo, estando ésta al volante de un vehículo y sin escolta?

Se lo dejo de tarea.


El autor es Licenciado den Educación de la UASD
Para contactos con el autor: elegidoprimero@hotmail.com