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sábado, 9 de mayo de 2020

OPINION: Urge rigurosidad epidemiológica

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POR  ISMAEL BATISTA
   
En diciembre de 2019, en una ciudad localizada en el interior del centro de China brotó una enfermedad que ha conmocionado el mundo. Wuhan es el ojo del huracán de la pandemia que azota el planeta, es el epicentro donde se detectaron por primera vez los primeros casos de la terrible enfermedad del COVID-19

El minúsculo virus de la familia coronavirus disparó con la velocidad de una gacela a los principales centros de investigación de la geografía planetaria para dar con el tratamiento y la vacuna contra la enfermedad, en tanto la población es presa de pánico y ansiedad

Aunque se han logrados avances en la investigación, aun no se ha llegado a concretizar nada. Lo que ha provocado en las redes sociales una avalancha de informaciones referentes a terapias y vacunas para tratar y prevenir la enfermedad, las cuales debemos manejar con mucha cautela.

En todo esto hay que resaltar que el COVID-19 es una enfermedad de reciente aparición en el planeta en la que todavía no se ha realizado el primer estudio aleatorio que pueda arrojar criterios terapéuticos o inmune definidos.

EVOLUCIÓN Y FASES DE LA ENFERMEDAD:

La COVID-19 es una enfermedad dinámica, consta de 3 fases, en las que hay confrontación entre el virus y el sistema inmunológico del individuo. Por consiguiente, el curso de la enfermedad estará determinado por las condiciones del sistema inmunológico de este y las características del virus.

La primera fase, se manifiesta similar al resfriado común. Entre otros síntomas, además, puede presentar anosmia (perdida del olfato) Disgeusia (alteración en el sentido del gusto), o ser asintomática.

Es el tramo donde se ubica el 80% de los casos de la enfermedad y también el más propenso a propagación del virus. Este gran grupo de pacientes se quedan en casa en vigilancia medica y no necesitan tratamientos para la enfermedad.

Por ser más numeroso, es la etapa por excelencia para el abordaje epidemiológico, vale decir, aislamiento, cuarentena, cordón sanitario; para de esta manera detener la propagación de la enfermedad, de tal modo que, la efectividad en la ejecución de estas herramientas básicas determinara el curso de la epidemia

En segunda fase de la enfermedad, que agrupa 15 % de los pacientes, el proceso fisiopatológico de la inflamación continua, puede haber disfunción orgánica con manifestaciones clínicas que se relacionan con los órganos afectados, el caso del pulmón, que es el más frecuentemente injuriado, disnea y así sucesivamente, taquicardia, disminución de la función renal, entre otros síntomas y signos. Ya el paciente ha evolucionado a estado grave, requiere hospitalización para terapia.

Sin embargo, un número de pacientes no superan este tramo, derivan a la tercera fase, que es donde se ubican el 5 % de los enfermos con COVID-19. Es el estadio crítico de la enfermedad, el del síndrome de dificultad respiratoria; de elevada mortalidad, donde claramente hay disfunción de órganos vitales y sistemas que, se manifiestan con deterioro progresivo multiorgánico y colapso de los signos vitales.

Es el periodo de la enfermedad en el que la muerte es inminente, por lo tanto se recurre terapia farmacológica agresiva y ventilatoria para mantener funcionando los parámetros hemodinámicos. La mortalidad alcanza 50 %.

QUE HACER CON EL VIRUS DEL COVID-19.

El COVID-19, como ha pasado con otras pandemias, ha causado en poco tiempo fallecimientos de miles de millares de personas en el planeta, en la cual, como hemos expresado, desafortunadamente no existe tratamiento específico para liquidar el virus causante del mal.

Por ello, recurso disponible en este momento es la prevención. En la cual, lógicamente, la colaboración de la población es esencial

Sin embargo, se ha perdido de vista prevenir enfermedad de fácil contagio y propagación con el uso de herramientas preventivas. Se estima que una persona con la enfermedad del COVID-19, sintomática o asintomática, puede contagiar de 3 a 5 personas, de otra manera su presentación enmascarada puede simular otra enfermedad.

Todo lo que está ocurriendo en el mundo en relación al COVID-19, es por torpeza de los Estados en no poner en ejecución con eficacia y precocidad herramientas universalmente aceptada para combatir brotes epidémicos, epidemias y pandemias como son: aislamiento, cuarentena y el cordón sanitario.

En cambio, a despecho de las políticas de prevención se prepararon para curar, obteniendo los más indeseables resultados. Todavía hay mucho tiempo.