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miércoles, 11 de noviembre de 2020

OPINIÓN: Los despiadados ataques a las clínicas o centros médicos de los pueblos

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POR OTILIO AGRAMONTE
 
Varias personas, entre ellos: periodistas, comunicadores y personas comunes, escriben sin piedad en contra de los centros de salud, sin antes analizar que recién iniciado este siglo, el 8 de marzo 2001, fue modificada la forma de ofrecer servicios de salud, por la ley 42-01 de Seguridad Social.

Recuerdo que los hospitales del Seguro Social, estaban al servicio de los trabajadores que cotizaban en este, pero usted asistía con una emergencia, y se le daba asistencia, esté o no asegurado. Pero para bien o mal, la referida ley, lo cambió casi todo.

También hay personas que no se han enterado sobre acontecimientos que han cambiado al mundo, y puedo hacer mención de algunos: El acto terrorista del 911 a las Torres Gemelas en Estados Unidos, la llegada al poder del Donald Trump y la guerra fría de los chinos al comercio de los otros países en detrimento de las empresas nativas de países cualquiera y, por último, la pandemia actual del COVID-19, que solo Dios sabe hasta cuándo durará.

Todos estos acontecimientos han transformado a las sociedades, este preámbulo lo hago para llegar donde quiero aterrizar. Cuando comenzaron los ataques a una de las clínicas de Barahona, y que pude leerlo, pensé que era una forma de hacer leña del palo caído, porque el director y fundador de la clínica bajo ataque, había fallecido, por cierto, un hombre de bien, el Dr. Gerineldo Pérez Pérez, que demostró ese accionar a través del Club de Leones hasta el día de su muerte y cuando alguien lo necesitó, hizo su aporte o colaboración.

Quien escribe, puede decirlo, porque en varias ocasiones lo solicitamos para la causa de algún colega y nunca se negó.

Enumero todo esto, reitero, porque hay personas que no entienden, que los tiempos han cambiado y así mismo, han cambiado por necesidad un sin número de servicios en diferentes entidades, cosas que eran gratis, ya no lo son. Por ejemplo: Algunos servicios en bancos, funerarias, salud y otros.

Con la modificada Ley de Seguridad Social, como señalamos anteriormente, las clínicas a su vez se ganaron críticos gratis (por no decir enemigos).

La mayoría de los ciudadanos están provistos de un carné de seguro médico, que le faculta para reclamar servicios, aún no tengan muchos de ellos la misma cobertura, y esto, provoca que en ocasiones los reclamos lo hacen de malhumor, con exigencias que sobrepasan los límites y no son suficientes las explicaciones de ejecutivos de servicio al cliente.

Los usuarios piensan, que el descuento por concepto del seguro de salud, quienes más beneficios reciben, son las clínicas y médicos ¡Vaya equivocación! Pues quien más gana en este negocio si cabe el termino, son las Administradoras de Riesgo de Salud (ARS).

Las ARS en ocasiones, hacen propuestas a las clínicas que van en detrimento de los usuarios, donde las últimas plantean romper el contrato, antes que desangrar más al usuario, pero los afiliados desconocen sobre esto, y quien coge la piña agria es la clínica junto a los médicos, quienes dan la cara a la hora reclamar servicios.

En este mismo orden, ¡Señores no puede ser que todo aquel que transite cerca de una clínica, se le antoje sin tener ningún síntoma, de que le tomen la presión arterial! con la situación especial de pandemia, donde los centros de salud están abarrotados, y sobre todo de que no son centros públicos y en ocasiones están tratando pacientes en estado delicado.

Por esta situación, es que el personal de servicio en las emergencias, en diferentes clínicas del país, han solicitado a las administraciones de estas, que, por este servicio, se reclame la presentación del carné o que se ponga una pequeña cuota, de lo contrario, pasará el mismo relajo de algunas funerarias que cuando un cuerpo sin vida es velado hasta el amanecer, en la mañana todo el que deambula o pasa cerca de la funeraria, se toma el café y agua, y entonces no alcanza este servicio para los familiares o dolientes.

En el trágico accidente más reciente que se produjo en esta ciudad de Barahona, en la calle José Francisco Peña Gómez, el 17 de octubre pasado, el afectado fue llevado por supuesto, a la clínica más cercana. Pero de este centro, han dicho infinidades de epítetos de manera injusta, pues personalmente conversé con un vecino, que fue de los llevaron al accidentado a recibir atención médica y me aseguró que cuando llegaron al referido lugar ya este había expirado.

Yo no soy dado a escribir este tipo de notas por estos medios, solo hago lo que me compete en mi condición de Relacionador Público de una entidad. Pero la campaña que hay en los pueblos en contra de los centros médicos privados, no es más que un desquite por lo mal manejada que fue la Ley de Seguridad Social y que el gran ganador de este negocio, si así se le puede llamar, no da la cara. Repito, las clínicas y médicos son los que dan el frente y pagan los platos rotos sin ser los más gananciosos.

Ahora bien, debo decirles a esos centros médicos, que ya está bueno de ese tabú, de que no se hace publicidad con la salud.

Estamos viviendo en la era de la tecnología de la comunicación, donde toda empresa organizada, no solo puede pensar en el personal de servicio, sino que además necesita un asesor legal (abogado), un asesor de imagen o comunicación (Relacionador Público) y publicitarse en los medios.

Por último, con este escrito no quiero ofender a nadie, ni mucho menos dejar expresado que las clínicas no tengan fallas, pero hay que preservar estas entidades, que no solo cuidan la salud, sino que también son fuentes de empleos en los pueblos.