Valoro la impresionante fuente de felicidad que constituyen nuestros familiares, amigos y la humanidad general, que es siempre especial, mi mayor fuente de riqueza.
Cubrirle sus carencias afectivas, económicas y emocionales, así como son cubiertas las nuestras por aquellos, es una interacción buena y sana que produce vida en armonía.
Que Dios conserve en salud y buena vida a nuestra gente.