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jueves, 19 de agosto de 2021

Impacto social de la acumulación capitalista contemporánea en República Dominicana.

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POR ISMAEL BATISTA.

En análisis socio económico de la llegada del capitalismo al país, en su libro, Capitalismo Tardío en República Dominicana, Juan Bosch, describe el escaso desarrollo material y social del país. El político y escritor atribuye como causa del atraso a la inexistencia de una clase social capaz de desarrollar el capitalismo en aquellos tiempos.  

En efecto, el primer asomo del capitalismo en la República Dominicana se manifiesta en el último tercio de siglo XIX con la construcción de un ingenio en las proximidades de la capital de propiedad de extranjera.

Pero ya, muchos tiempos atrás en la vieja Europa, la burguesía, motor de la industrialización, estaba en su etapa de desarrollo, producción y expansión (siglos XVll y XVlll), transformaban el viejo continente y colonizaban el mundo.

Son hechos y situaciones que explican en gran medida las razones por las cuales los intentos de los presidentes Ulises Heureaux y Ramón Cáceres en construir líneas ferroviarias en el siglo XVIII en el país fracasaron. No existía una burguesía que impulsara la producción mercantil.

Igualmente sucedió con el acondicionamiento y expansión de las carreteras que comunican la capital con las principales regiones del país, que habían iniciado las tropas de intervención.

Aunque para muchos parezca ilógico, la intervención militar de los Estados Unidos (1916-1924)   legó a República Dominicana un esbozo estructural y organizativo de lo que sería el futuro Estado dominicano, una condición, también necesaria para que el capitalismo con atraso cronológico continúe desarrollándose en el país

Pero fue realmente Rafael Trujillo, quien estructuro la base del Estado (condición sine quanon para implantar y desarrollar el sistema) capaz impulsar el capitalismo en República Dominicana.

Con él, lógicamente, se inicia el proceso de acumulación originaria de capitales, condición indispensable para el desarrollo del capitalismo.

Trujillo acumuló una gran fortuna a expensa del Estado, lo hizo por medio del uso de la violencia, fraude electoral, asesinando, despojando y apropiándose de las propiedades ajenas.

Con la muerte del dictador, se inicia en el país el orden democrático, oportunidad que aprovecha la burguesía, principalmente en sus capas más numerosa que la constituyen la mediana y la pequeña, para la conformación de partidos políticos

Con ellos se establece la metodología para alcanzar la administración del erario público o el poder político. Esta vez, cambian las circunstancias y los actores. No es un hombre, ahora serian grupos de descamisados y ávido de obtener riqueza quienes continúan el proceso capitalista de acumulación originaria de capitales a expensa del Estado, iniciado por Trujillo.

Que, a diferencia de lo que sucede en la actualidad, la riqueza producida y acumulada por Trujillo no la compartía con extranjeros. Por ello, el pueblo dominicano a la muerte “del jefe “heredó su fortuna, en especial su emporio empresarial.

En cambio, la riqueza producida en el país en más de medio siglo de administración de la clase política actual, la comparten con la banca internacional en menoscabo del bienestar del pueblo dominicano. 

El resultado de todo ello es: sistema de salud en crisis permanente, educación de mala calidad, sistema judicial cuestionable, aparato productivo obsoleto, depredación crónica del medio ecológico, violencia social, déficit de viviendas, etc.

En seguidas hay que agregar debilidad institucional, puesto en evidencia por las deficiencias en los servicios públicos de transporte, en alumbrado eléctrico, en suministro de agua a las viviendas, en aseo urbano, inseguridad ciudadana, entre otros más.

En definitiva, la clase política actual ha fracasado, el pueblo demanda una nueva generación política.