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viernes, 14 de octubre de 2022

Los partidos políticos dominicanos y la crisis de Haití.

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Por Carlos Julio Féliz Vidal.

Hoy, en ocasión de una pregunta del comunicador Joaquín Matos, hecha en el programa Radial Acción de la Tarde que se transmite por Palma FM, espacio en el que soy Coordinador, acerca de si un precandidato del PLD se iría o no de esa organización política de perder unas primarias, abordé  la vida de los partidos políticos dominicanos, haciendo una apretada síntesis desde el siglo XIX hasta la fecha.

Aludía a como los errores de los partidos han abierto puertas a dictaduras y a ocupaciones de fuerzas extranjeras en el país, pero también resaltaba los grandes aportes de las organizaciones políticas a favor de la pervivencia de la democracia dominicana, que ha permitido que tengamos renovaciones electorales de mando desde el año 1966 hasta la fecha.

Si bien durante este período de 56 años hubo trastornos importantes en el sistema electoral, con abstenciones electorales en 1970 y 1974 de la principal fuerza opositora, divisiones varias de los principales partidos políticos, persecución, encierro, exilio y muerte de dirigentes de izquierda, fraudes electorales y sacudimiento de la vida institucional en 1994, también ha de resaltarse como el liderazgo político nacional ha obrado reformas y ha profundizado cambios que han consolidado a la República Dominicana como un país cuya economía crece, su aparato estatal se moderniza y la conciencia social se mantiene alerta para defender la educación, el medio ambiente, la integridad territorial y la independencia nacional.

Cada uno de los partidos que han gobernado a la República Dominicana desde 1966 hasta la fecha, han hecho sus aportes a la nación.

El partido reformista lo hizo con la reforma agraria, con los parques nacionales y zonas protegidas, con infraestructuras hidráulicas, eléctricas, viales y habitacionales.

El PRD hizo aportes importantes en las libertades públicas y los derechos humanos, en la despolitización de los estamentos armados, en nuevas prácticas agropecuarias, en la erradicación de los exilios políticos y en la dignificación de los salarios públicos.

El PLD hizo aportes importantes en la modernización del Estado, en el transporte urbano, en la inversión en la educación, infraestructura y asistencia social.

El PRM viene haciendo aportes en la transparencia del manejo del presupuesto público, en la lucha contra la corrupción, en la defensa de la integridad territorial, el fortalecimiento del turismo al tiempo que lucha por mantener estables las variables macro económicas y el sistema de salud.

Los políticos dominicanos han sabido consensuar reformas económicas, legislativas y electorales que se han traducido en avances institucionales, desarrollo tecnológico y crecimiento económico, en una parte de una isla que tiene al lado al país más pobre del hemisferio, con una profunda crisis humana, política, sanitaria y  de seguridad, como lo es la República de Haití.

Es bueno reconocer que a pesar de los grandes desaciertos acumulados por la clase política dominicana, esos mismos hombres y mujeres han venido dotando progresivamente a la República Dominicana,  de un conjunto de condiciones que generan confianza, que facilitan el desarrollo de un país que ocupa un lugar notable en el mundo.

Sé que podemos mejorar la propia capacidad del Estado para dar respuesta a nuestros grandes desafíos, entre los que se encuentra preservar recursos naturales, humanizar el sistema de salud, incrementar el empleo, perfeccionar la educación, disminuir la brecha de pobreza y garantizar la seguridad ciudadana, sin perder de vista que la problemática haitiana puede afectar la estabilidad dominicana si la clase política, la empresarial, la sociedad civil y la religiosa no asumen un programa coherente para defender la frontera  y la soberanía del país, tanto frente a la desbandada haitiana como ante una postura extranjera que predica la fusión de los dos pueblos de la isla en un sólo Estado, desconociendo las múltiples diferencias de cultura que estarían llamadas a afectar el futuro de ambas naciones.

Los políticos dominicanos, como lo han hecho en otras ocasiones, deben asumir una postura de salvaguarda al interés nacional, al margen de los intereses electorales, que permita enarbolar ante la comunidad internacional el drama haitiano para que a esta hermana nación no solo 

le fluyan recursos económicos y tecnológicos, sino que se cree un clima que facilite que Haití pueda gobernarse asimismo, madurando progresivamente el sentimiento  democrático al fortalecer estructuras políticas que válidamente puedan alternarse en el poder, a sabiendas de que los partidos políticos son las herramientas para canalizar el poder público.

Si Haití contara con un puñado de políticos del nivel de muchos que tenemos en la República Dominicana, si al menos tuviera un par de partidos políticos sólidos, su situación sería otra.

Gracias a Dios porque en República Dominicana tenemos un sistema de partidos políticos que, pese a sus desaciertos, ha mantenido la gobernabilidad durante casi sesenta años consecutivos.