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sábado, 5 de noviembre de 2022

LECTURA DEL DOMINGO: Repostería Jessica Carolina

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Por Águeda Ramírez de Rodríguez. 
Para El Faro del Sur.
Fotos: Archivos electrónicos.

Con la finalidad de incrementar sus ingresos económicos, doña Manuela De Jesús Cavallo de Jiménez, quien se desempeñaba como  empleada en la firma privada Pablo Toral y Compañía, inició el negocio de repostería denominada Sonia Carolina el 13 de septiembre de 1996, en la calle Uruguay No. 48, en una casa propiedad de don Manuelico Ramirez, en momentos en que existían aquí pocas reposterías, entre ellas la Vanessa y la de doña Tatá Fiat,  quien elaboraba todo tipo de bizcochos por encargo, además de los chinos que elaboraban y vendían bizcochos enteros y en raciones en sus restaurantes situados en los alrededores del parque Central. 

Como todos los inicios, resultó muy difícil, dado que no contaba con maquinarias como por ejemplo una planta eléctrica, por lo que los clientes debían esperar mucho tiempo la elaboración de los productos. Con cuatro libras de harina diarias elaboraba bizcochos para vender en raciones, y enteros por encargo. Cantidades de bizcocho aumentaron y otros productos fueron incorporados en la medida que los mismos  fueron colocándose en el gusto popular.
En una segunda etapa y con grandes dificultades por la falta de recursos económicos se inició la construcción  de la edificación que hoy aloja el establecimiento en la calle Dr. José Francisco Peña Gómez No. 26, muy cerca de la sucursal Barahona del Banco de Reservas, a tal punto que requerimos del auxilio de don Benjamín Toral Cavallo, don Min Toral, quien le facilitó materiales a crédito para poder concluir los trabajos.

Considera doña Manuela que un factor que ha permitido el desarrollo de su negocio ha sido la buena calidad de sus elaboraciones, ya que como pastelera emplea materiales de la mejor calidad, aunque a costa de obtener menos ganancias.

Pero no todo ha  sido gloria en este negocio: un acontecimiento doloroso que vino a enlutar a la familia y al pueblo de Barahona en general ocurrió en el 2001, cuando su hija Jessica perdió la vida en accidente aéreo, lo cual motivó el cambio del nombre del negocio antes llamado Sonia Carolina a Jessica Carolina en honor a su hija fallecida.

Entre las dificultades para el desarrollo de su negocio, señala doña Manuela las alzas de los precios de los productos que emplea en sus elaboraciones, la pandemia del COVID-19 que obligó a cerrar y a reducir personal, y reconoce como positivo haber sobrevivido, ya que considera que pudo haber desaparecido tanto ella como el negocio.

Sobre la situación actual del negocio, doña Manuela manifiesta que el mismo se ha mantenido gracias al apoyo de los clientes de toda la zona, quienes se han mantenido fieles ante la calidad de sus productos.

Atribuye doña Manuela el hecho de que la sociedad barahonera y de la región mantenga la aceptación de sus servicios son la calidad, junto con el buen servicio, es lo que le han manifestado sus clientes.