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lunes, 2 de septiembre de 2013

DESDE LAS GRADAS DEL SUR: Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios (I)

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POR FREDY PEREZ ESPINOSA
Para Ecos del Sur.

Tenemos que valorar como positivas las acciones que está implementando el Gobierno Dominicano en el sector educativo.  Construir  10 mil aulas este año es una  demostración de que las cosas van por buen camino, en esta área tan importante para el desarrollo nacional que es la educación. 

Pero, independientemente de los buenos deseos que tiene el Primer Mandatario de la Nación, respecto del sistema educativo, hay una realidad que no podemos soslayar, el producto que va a sociedad no cuenta con las herramientas esenciales para que se produzca un cambio cualitativo en la misma.  Se hace necesario, por lo tanto, que realicen cambios, no sólo en la infraestructura del sistema, es decir, más y mejores aulas y equipos, sino en la filosofía y políticas educativas.  Convendría, entiendo yo, que se trabaje en la estructuración de un nuevo plan nacional de educación acorde a los nuevos tiempos, en el que tome en cuenta a cada uno de los elementos claves para garantizar el éxito del mismo. Me refiero, a los discentes, docentes, padres y madres, autoridades educativas, comunidad, medios de comunicación, sociedad civil, entre otros.

Hay que modificar el famoso anillito de Santo Domingo que se las sabe todas en educación y siempre llegamos último lugar en matemáticas y ciencias en todos los escenarios donde participamos.  La educación, como todo en la vida, es asunto de resultados, no de representatividad.  Las mismas instituciones, los mismos nombres y al final llegamos detrás del último.

La sociedad dominicana de hoy no es la de hace veinte años atrás, por lo que el producto del sistema educativo debe estar acorde con la tecnología y los cambios que se han experimentado no sólo en la República Dominicana, sino en el mundo.

Juegan un papel de primer orden en el establecimiento de un nuevo plan nacional de educación la dirigencia política, religiosa, social y empresarial del País.  Sobre sus hombros recae el mayor peso de darle un giro de 360 grados  al actual estado de cosas en el sistema educativo nacional, el cual considero obsoleto, excluyente, deficiente y elitista.

No debemos continuar con el relajito que tienen las editoras de   controlar y dirigir la edición de los libros de texto todos los años, donde se embosillan miles de millones de pesos,  sin que nadie, inclusive el Ministerio de Educación, controle este abuso incalificable de parte de estos mercaderes de la educación dominicana.