POR ALEJANDRO SANTANA
Artículo enviado a ECOS DEL SUR.
El muro que construyen los haitianos en el lugar denominado ¡tierra de nadie!, a orillas del río Carrizar, con una extensión de17 kilómetros y una altura de siete metros con alambre de púa en la parte superior ha generado diversas reacciones.
Es como iniciar una protesta porque el vecino se haya comprado un traje nuevo y al parecer el que tiene la cabeza mejor puesta sea el cura del lugar porque lo vea bien.
Monseñor José Dolores Grullon Estrella, Obispo de Azua, San Juan y Elías Piña, dice que todo gobierno tiene derecho a regular lo que tiene, que no ve nada anormal en ese muro.
Pero hay protestas, ya se realizo un descenso en el lugar donde acudieron figuras emblemáticas de la zona, que dejaron sentir su desacuerdo con la obra que marcha a pasos acelerados.
De todos parece que el de más visión y justeza lo es el Obispo que ve razón lógica para que se construya.
Hay quienes entienden que se debió hacer consultas en tal sentido, y la pregunta obligada es, desde cuando es obligatorio consensuar para hacer lo que me protege y más en materia de frontera.
No entiendo a muchos dominicanos, queremos erradicar a nuestros vecinos, no queremos convivir con ellos, queremos sacar a los que ya han hecho familias de este lado desde hace unos ochenta años.
Pero protestamos porque ellos al parecer le esta dando vergüenza tantos vejámenes y han querido regularizar la parte que les corresponde.
Los que deberíamos estar construyendo ese muro pudiéramos ser nosotros y no solo de 17 kilómetros, sino a todo lo largo de la línea divisoria, y poner controles en nuestras aduana y formalizar un comercio con ellos, de manera transparente donde se cobren los impuestos aduanales.
Artículo enviado a ECOS DEL SUR.
El muro que construyen los haitianos en el lugar denominado ¡tierra de nadie!, a orillas del río Carrizar, con una extensión de17 kilómetros y una altura de siete metros con alambre de púa en la parte superior ha generado diversas reacciones.
Es como iniciar una protesta porque el vecino se haya comprado un traje nuevo y al parecer el que tiene la cabeza mejor puesta sea el cura del lugar porque lo vea bien.
Monseñor José Dolores Grullon Estrella, Obispo de Azua, San Juan y Elías Piña, dice que todo gobierno tiene derecho a regular lo que tiene, que no ve nada anormal en ese muro.
Pero hay protestas, ya se realizo un descenso en el lugar donde acudieron figuras emblemáticas de la zona, que dejaron sentir su desacuerdo con la obra que marcha a pasos acelerados.
De todos parece que el de más visión y justeza lo es el Obispo que ve razón lógica para que se construya.
Hay quienes entienden que se debió hacer consultas en tal sentido, y la pregunta obligada es, desde cuando es obligatorio consensuar para hacer lo que me protege y más en materia de frontera.
No entiendo a muchos dominicanos, queremos erradicar a nuestros vecinos, no queremos convivir con ellos, queremos sacar a los que ya han hecho familias de este lado desde hace unos ochenta años.
Pero protestamos porque ellos al parecer le esta dando vergüenza tantos vejámenes y han querido regularizar la parte que les corresponde.
Los que deberíamos estar construyendo ese muro pudiéramos ser nosotros y no solo de 17 kilómetros, sino a todo lo largo de la línea divisoria, y poner controles en nuestras aduana y formalizar un comercio con ellos, de manera transparente donde se cobren los impuestos aduanales.
Y no solo eso que quienes ingresen a nuestro territorio lo hagan con la legalidad que exigen las leyes, que haya un control tanto de este lado como del otro lado y así viviríamos mejor y en paz.
Dejemos el ruido, incentivemos a los haitianos para que construyan el muro en toda la línea divisoria, que lo hagan más alto y que le coloquen cargas explosivas capaces de activarse con la simple sombra de cualquier violador de la frontera.
Si nuestros problemas de siempre ha sido lo fácil con que ellos arriban a nuestro territorio, porque escandalizarnos ahora que al parecer la vergüenza los ha hecho comenzar a poner difícil el contrabando, tanto comercial como humano, coloquémosno un pedazo de alcanfor en las narices para que sus cosas no nos sigan hediendo por favor, seamos razonables.
Imitemos al Obispo que parece que es el único que en esos predios tiene la cabeza bien puesta y Pienza de manera razonable.
Dejemos el ruido, incentivemos a los haitianos para que construyan el muro en toda la línea divisoria, que lo hagan más alto y que le coloquen cargas explosivas capaces de activarse con la simple sombra de cualquier violador de la frontera.
Si nuestros problemas de siempre ha sido lo fácil con que ellos arriban a nuestro territorio, porque escandalizarnos ahora que al parecer la vergüenza los ha hecho comenzar a poner difícil el contrabando, tanto comercial como humano, coloquémosno un pedazo de alcanfor en las narices para que sus cosas no nos sigan hediendo por favor, seamos razonables.
Imitemos al Obispo que parece que es el único que en esos predios tiene la cabeza bien puesta y Pienza de manera razonable.